Solía odiar ver la lluvia caer, ya que en una ocasión entorpeció a mi alma conocer el amor; a quien nació para mí.
La interrupción no duró, pues al irse las nubes grises una inmensa felicidad llegó para quedarse.
Lo llaman perpetuidad, yo le digo amor interminable. Ella le dice destino, pero creo que estaba escrito para los dos.
Mirando sus ojos, mis inseguridades se resignan a morir, pero ella me dice teme lo que pueda ocurrir.
Ansiedad, es natural entre enamorados que tienen miedo a perderse el uno al otro, pero todo está bien si ella toma mi mano.
\"Sólo una pregunta con profundo amor\", dijo. \"¿Qué sucedería si la dulzura se convierte en dudas de los dos?\"
Mi limitación fue decirle que todo estaría bien. Amor inagotable entre almas predestinadas, sólo debo tomar su mano.
Ahora el cielo es soleado, aunque seguramente un diluvio no sería suficiente para olvidar lo que significa para mí.
\"¿Es una destreza?\", preguntó. Yo le respondí que éramos amantes de lo imposible, igual que la apariencia de nuestro amor.
La lluvia está por caer, pero hoy te encuentras conmigo. La naturaleza nos muestra que la complicidad es un regalo.
Lo nuestro es amor interminable, pues empezó a llover y fundidos en un abrazo nos juramos lealtad perpetua.