Perdido en sus propios pensamientos
se aventuró a salir en la alborada sombría,
en su búsqueda para la luz del razonamiento.
la niebla húmeda se aferró a su rostro
cual una mano friá de compunción
El ritmo de sus pasos se aflojaron,
sus miembros con dolores una carga,
pero aún así con una determinación estóica,
no hizo caso a sus malas inoportunas,
un rasgo de toda su vida
Paseaba su mente por los caminos del pasado,
sobre el umbral de su memoria,
cosas olvidadas en la bóveda del tiempo,
ecos de las voces que él amaba
y otras que había querido no recordar
Todos los cuentos han sido contados,
enmiendas ya no posible,
falsedades muy de lamentar, pero no todas,
esperó que las verdades se hayan creído,
si no por todos
No habrán sorpresas más,
ningún ápendice para explicar,
ningún fin feliz para celebrar,
solo una aceptación conformada
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Cuadro de propio pincel