Julio Noel

De pavor tembló la noche estrellada

De pavor tembló la noche estrellada,

se apagó el lucero matutino,

se encendió el rubor de la alborada

cuando te cruzaste en mi camino.

De esmeralda era tu verde mirada,

tus sedosos cabellos, de oro fino,

tu boca era como fresa rosada

que destilaba un licor divino.

De tu belleza quedé locamente

enamorado y a tus pies rendido

cual mísero fámulo de tu amor.

De pena lloré cuando de repente

me atravesó la flecha de Cupido

bañando mi corazón de dolor.

 

Aromas de nostalgia