La muerte no mató al poeta
A Federico García Lorca
Han pasado tantos años
de esa guerra sin sentido,
que me encuentro tan extraño
sin haberle conocido,
al Federico de antaño.
Nací después de su muerte,
le conocí por los libros,
sin pasar indiferente
aquello fue un descalabro
en una lucha de frentes.
Miles de mujeres y hombres
yaciendo bajo la tierra,
en fosas sin tener nombres
que recuerden sus memorias
ni a donde ponerles flores.
Conocerle fue un delirio,
lo mejor que me ha pasado,
sus letras son como lirios,
porque a él no lo mataron,
que sigue vivo en sus libros.
Un universo de letras
son sus versos como flores,
que en mi mente ellas penetran
cual redoble de tambores,
poemas que de él afloran.
Sembrando campos de flores
con letras de sus poemas
le van creciendo clamores,
con la luna que se asoma
llena de luces de amores.
Suenen trompetas al viento
para anunciar su inocencia,
dejando a todos contentos
con la mejor elocuencia,
poemas y sentimientos.
¡Federico García Lorca!
Sus letras van por el mundo,
su cuerpo bajo Granada,
España llora de luto
su muerte tan ultrajada.
¡Que repiquen las campanas!
Llorando el pueblo gitano,
con almas llenas de pena,
van cogidos de la mano
por caminos de azucenas.
Llorando están por la tierra
la muerte del buen hermano,
soñando con la quimera
por el príncipe gitano,
que lo llora España entera.
Le dieron muerte al poeta
los canallas y asesinos,
tirándolo en la cuneta
sin pensar que sigue vivo,
pues no mataron sus letras.
Entre espigas van surgiendo
cual amapola del trigo,
tu sangre viene brotando
diciendo que andas herido,
con tus poemas cantando.
En tanto te estoy llorando
sin saber ya lo que digo,
porque en ti yo estoy buscando
tener mi mejor amigo
y a Dios le estoy suplicando.
José Ares Mateo