Me iré solo, suspirando
cuando aparezca el ocaso
y la luz se irá opacando
sin reservas ni retraso
cuando el sol se esté ocultando
no lamentaré el fracaso.
Me iré feliz de este mundo
por veredas libertarias
con un sueño muy profundo
de mis noches temerarias
y de mi ser iracundo
en vigilias solitarias.
Me iré en silencio cantando
con mi voz enmudecida
pero libre iré soñando
por una senda florida
la justicia musitando
al final de mi partida.
Me iré quizá sin retorno
a un lugar inesperado
sin carantoña y soborno
tranquilo, libre y callado
dejando todo mi entorno
y añorando lo que he amado.
Me iré de noche o de día
como un pájaro volando
cuando la tiniebla fría
tenaz me vaya abrazando
lleno de melancolía
mi adiós les iré dejando.
Me iré con ojos cerrados
finalmente a mi destino
pero siempre enamorado
de mi andar tan peregrino
que quedará sepultado
a la vera del camino.
Me iré navegando iluso
por los mares de lo incierto
donde todo lo inconcluso
reposará en un desierto
y el dolor será confuso
cuando al final haya muerto.
Me iré silbando sonriente
por caminos de Alegría
sembrando dulce simiente
para honrar la poesía
y mi carrera docente
pero… ¡no ha llegado el día!