Al dormirme después de oír tu voz
mi cama no está tan vacía, ni tan fría, ni tan sola
Queda esa sensación de haberte tenido a mi lado,
pegado a mi piel, sintiendo tus caricias
y tu boca temblando entre mis labios
me abrazo a la almohada y me duermo pensándote,
soñando con ese encuentro esperado.
Y al despertar tu nombre se balancea en mis labios
comienza el día corriendo minuto a minuto,
por momentos los relojes se paran y el tiempo
parece lento, como si se detuviese a propósito,
para que no suene el teléfono y pueda volver a tenerte
tan lejos y tan cerca, tan mío y tan prohibido.
Me cuelgo del tiempo y lo apuro haciendo mil cosas.
Pensándote a cada instante espero la tarde con ansias,
Y cuando al fin el teléfono suena me crecen alas.
Ángela Grigera Moreno
Derechos de autor