Quiero que vengas,
que llegues a mi lado
y que me abraces.
Sentir tus besos
rodar por las mejillas,
rozar mis labios.
Y tus suspiros,
atarme fuertemente
en su murmullo.
Quiero tu sangre,
sentirla, acelerada,
en el costado.
Y con tus dedos
trazando unos dibujos
sobre mi espalda.
Seguidamente,
fundir nuestros latidos
en uno solo.
Quiero que sigan
mis pasos a tus pasos
hasta la alcoba.
En ese lecho
de rosas y jazmines
descansaremos.
Y soñaremos,
sin prisas y sin tiempo
como dos niños.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/04/20