Sin el fuego del sol de tu mirada,
sin el beso de luz de tu sonrisa,
sin respirar tu aliento que precisa,
para aromarse mi alma enamorada.
Cada segundo sueño tu llegada,
pero el tiempo no marcha más aprisa,
y un cielo gris de plomo y de ceniza,
espera al verte nuevas madrugadas.
Vuelve pronto, que te amo con exceso,
que te voy a ahogar entre mis brazos,
en mares de caricias y embelesos,
que van a recorrerte paso a paso,
que van a hacerte mía beso a beso;
en auroras eternas, sin ocaso.