A ti que gritas de dolor
y lloras de felicidad
cuando se abren tus caderas
y te sientes por completo desgarrar
al dar a luz la vida
que dentro de tu vientre está,
si la cosa se complica
una marca de por vida
sobre tu vientre quedará.
Tus senos a reventar
goteando dulce oro
listos para amamantar
la pequeña vida
que con amor has de abrazar,
por cuarenta días
a pedazos se desprende
terciopelo rojo de tu vientre
soportando espasmos
volviéndolo todo
a su “normalidad”.
A ti valiente
que te miras en el reflejo
de aquel espejo
despreciando y amando
tu nuevo cuerpo,
palpando los surcos
que en tu vientre
flácido e inflamado
quedarán para recordarte
la vida que has dado.
A ti mujer que alimentas,
besas, procuras, abrazas
y como loba proteges
a tu manada
que nada te tumba,
nada te acaba,
que en cada paso que das
bueno o malo dejas huella
sin mirar atrás
vuelas alto, sin importar
el qué dirán.
A ti soñadora, luchadora
y sobresaliente
mujer madre valiente
que ama sin dudar aquello
que salió de su vientre
a ti te doy las gracias
por cambiar tu vida, tu cuerpo, por quererme,
para estar conmigo y sostenerme.
Luna de octubre