Aquella noche dejaste al agua
llena de sed
en tus labios deshojados;
Bebiste toda la tristeza de mi cuerpo,
a sorbos,
deletreando en mi saliva;
¿Sabes porque el agua se evapora
en el húmedo
remolino de tus pies desnudos?
¿Será que desea fluir libremente
entre tus piernas?
¿Porque el aire fluye por tu sienes,
resbala y te deja la cabellera
dulcemente peinada
y luego se suelta
aleteando de gozo por tus hombros?
Como seduces delicadamente
con tu piel de uva
y tu pecho de manzana;
Como liberas en el aire el deseo
y la humedad del gozo.
¡Y yo te miro mucho,
como un niño hipnotizado
que aprende a contar lunares…!