Qué pensarás, mujer, sentada ahorita
con los ojos clavados en pantalla
que eléctrico soñar allí solita
inundada de amor, sobrada en casa.
Qué ardor te correrá la suave espalda
qué imagen en el iris y en las palmas
que sudor en los muslos , en las nalgas
en toda dimensión de cuerpo y alma.
Qué gemido querrás para tu calma
qué fuerza desearas para tu sueño
que rostro elegirás para ese dueño
que tendrá potestad sobre tu cama.
Y cómo subirás rama por rama
al árbol de ese fruto prohibido
que solo te costó una contraseña
Espero que en tu casa no haya ruido
y puedas relatar una reseña
ahora o más tarde, allí solita.