Sabía que era una locura, de esas que saben aturdir el corazón, pero que al final te acostumbras al truncaso.
Sonríe de repente con tristeza.
El día está nublado... las gotas tímidas y constantes aparecen de inmediato y su interior bautiza con su nombre ese tan lluvioso y frío día.
Donde el viento se escucha en su ventana y le hablan de él.
Su nombre, tiene su nombre porque en días como esos estuvo entre sus sabanas y su calor era de ella.