La Mar.
Las olas sincronizan
las heridas de tu mente.
Las aguas erosionan
tu cuerpo cuando está ausente.
Se escucha el canto de las gaviotas,
en la lejanía de la costa,
donde se encuentran mis penurias
y desfallece mi angustia.
La brisa marina,
refresca y sana
a cualquiera que se acerca
a contemplar la marea.
Deja que la sal sane
tu espíritu y tu piel
donde eres ofrenda
del mar que se lleva tu pena.