Capullo bisoño en forma de hombre, suplicas compañía en un eco. ¿Cuánto más podrás aguantar? Escuálido cuerpo, rostro demacrado, siempre arrastrándote en la ausencia, pero dices tener más esencia que el resto… A ella, la abrazas, la quieres sentir muy cerca, que tu cuerpo le sirva de refugio. Pero no sientes nada con su presencia. Buscas todavía aquellas palabras que ahogaste en el mar de tu intermitencia conmigo, añorando las que nunca pudiste pronunciar. Las buscas en ella. Casi acostumbrado a germinar pasiones, pero nunca listo para dejarlas medrar. Demente quizás, herido en lo profundo es por seguro. Cierras la boca para no confesar cuando tus silencios hacen guerra con el ruido; das vuelta y no vuelves jamás… Pretendes no amar, pero esa cortina de humo se va disipando… Al final del día, cubierto entre sábanas y dando vueltas, preguntas por qué la suma de uno y uno siempre te resulta en cero.
Y al otro lado del silencio, en ese borde opuesto a tu universo sigo yo, asimilando todavía, cómo perdonarme lo que has hecho.
Por: Tezla Abastida
02/03/2016
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