Adiós viejito callejero,
así como llegaste
hoy te vas por caminos infinitos
en silencio.
Tan fiel, tan compañero,
Ya no andarás por el barrio
saludando vecinos
buscando algún hueso
o marcando terrenos.
Nos dejaste los recuerdos
de paseos por el parque
y un precioso retoño,
azabache,
con ojitos de cielo.
De ese cielo que seguirás andando
y andando,
liviano,
sin peso.
Adiós viejito callejero
prepárame un lugar
para cuando la muerte me llegue
y andaremos juntos
recorriendo cielos
livianos,
sin pesos.