Rosita de Mendoza

Adiós viejito

Adiós viejito callejero,

así como llegaste 

hoy te vas por caminos infinitos

en silencio.

Tan fiel, tan compañero, 

Ya no andarás por el barrio

saludando vecinos

buscando algún hueso

o marcando terrenos.

Nos dejaste los recuerdos

de paseos por el parque

y un precioso retoño,

azabache,

con ojitos de cielo.

De ese cielo que seguirás andando

y andando,

liviano,

sin peso.

Adiós viejito callejero

prepárame un lugar

para cuando la muerte me llegue

y andaremos juntos

recorriendo cielos

livianos,

sin pesos.