Julio Noel

No fue el canto de la oropéndola

No fue el canto de la oropéndola

lo que escuché al nacer el alba,

fue la sonrisa de tu voz

que alegre a mi oído cantaba.

En las calmadas horas de la noche,

cuando tiemblan las estrellas lejanas,

el aroma de un amor me sumerge

en un jardín de luz y calma.

Una amena voz me seduce

en las olas de una remota playa

y su canto de sirena me lleva

a un paraíso de nostalgia.

Fue la sonrisa de tu voz,

con su blancura y su elegancia,

la que me despertó con su canto

en el dulce nacer de la alborada.

 

Aromas de nostalgia