Cual intenso fue sentir tu sueño junto a mi sueño
y ver nacer la luna en tus ojos con destellos
escuchando los trinos de este corazón mío
que cantaba la esperanza de abrazarnos en el lecho.
Cuanta intensidad había al pensar en tus caricias
se hacía sofocante, se me yerguía el pecho
al palpitar del corazón fuerte y tibio
sin imaginar que los sentimientos no existían.
Cuantas pasiones y esperanzas se encumbraban
en la nada, cuando el alma dormía en una fresca brisa
y el amor se refrescaba con tus lluvias de palabras
esperando el sol naciente aun bajo la penumbra.
Cuanta felicidad al pensar que me adorabas
existiendo en mi mundo miles de hermosas lunas
y las hadas bajaban y al amor lazaban
entre cantos de agua de cristalinas lagunas.
Miles de sonrisas iluminan hoy mi cara
al saber que aprendí que solo hay una luna
la mía, la que mantiene mi mundo
en ebullición de amor constante y sana.
Amo esa luna de queso y terciopelo
que la esperanza en mí aclimata.
Yamila.