Nos dimos un beso
Aquella mañana.
Llegaste esa tarde
Sin pedir permiso.
Yo escuchaba música,
Ella abría recuerdos
Juntos en la cama
En nuestro aniversario.
Clavaste en mi pecho
La espada del luto.
Ella era un diamante
Que me iluminaba
Los grises momento
Sin decirme nada.
Cual negro tornado
Me la arrebataste.
Se tornaba fría
Por más que luchaba.
Esa infausta tarde
Se secaba mi alma.
Cerrados sus ojos
Sin que me miraran.
Los deseos de vida
Se me han apagado.
Hoy el corazón
Late lentamente.
¡Secaste la fuente
Que la sed saciaba!
¡Cuánto te aborrezco,
Desgraciada muerte!