Cinco años de estar aquí, en mi corazón, tú corazón.
El tiempo, si el tiempo,
Cinco años, desde nuestro último abrazo, aquel último suspiro y latido del corazón;
cinco años, de aquella media noche en que te marchabas entre mis brazos -donde creía protegerte-;
cinco años, contemplando el dolor de tu partida, aunque cicatrizada se observe mi herida;
cinco años, aprendiendo a sentir tu presencia en el aroma de las flores, en el azul del cielo y horizonte de mil colores;
cinco años, acogiendo tus caricias con el frio de la noche y el calor de la mañana;
cinco años, concibiendo tus besos en el aire que respiro, en cada paso que doy buscando mi destino;
cinco años, escuchando tu susurro en al cantar de las aves;
cinco años, de estar aquí, aquí en mis pensamientos, alma y corazón, tú corazón, donde permanecerás por siempre;
cinco años… Si, cinco años ¡Que injusta es la vida!
Hoy la tristeza me consume en cuerpo y alma, aun así, estaré agradecido con la vida, por darme la dicha de ser tu padre, este padre que te ama, te atesora con el alma y anhela con ansias que visites sus sueños.