Poeta desierto

Carta a la muerte

He pensado tanto en cómo escribirte que mi soledad de compañera se ha cansado de esperar, más no sabía cómo afrontar lo que te quiero expresar, los sentimientos afloran al caer la noche y un mar de lágrimas se empieza a derramar; me he quedado pensando desde nuestro lejano encuentro; recuerdo que fue el primero, no entiendo porque a visitarme no has vuelto, que no te has percatado de lo que siento, presiento.

 

Te escribo para saber tu opinión de lo que he sentido esperando nuestra anhelado reunión, sé que no tienes prisa y piensas que voy desenfrenado hacía mi fin, que me he apresurado a escribir, más ignoras los gritos de mi alma cuando llora, cuando sola entre los oscuros caminos del abismo vaga, triste, rota y de sentido escaza. 

 

Dices que voy veloz y de ingrato se me acusa, al no encontrar y percibir lo bueno y hermoso que me ha concedido la vida, pero dime, cuando me preguntaron si quería vivirla, fue una decisión desmesurada que sin mi consentimiento obtuvo su aquiescencia, por eso aunque te tardes, es agradable mi acotada espera.

 

Aguardando tú llegada he mirado unas cuantas veces al abismo pero no he logrado percibir su mirada, pienso que no le interesa una caserna sin nada y ante su reacio desdén, he llegado a creer que estoy vacío y que por llenarme no he hecho nada, las vivencias que he tenido solo han sido mentiras justificadas, para engañar a un alma que por dentro no tiene nada.