Hoy te encontré,
al lado del camino.
Y en tus ojos me vi,
reflejada y ausente.
Eres aquel.
El que andó mil caminos,
derrochando bondad ,
desafiando a la muerte.
El alfa y el omega,
el que aún permanece.
Hoy te vi.
Me asome a tus pupilas marrones y cansadas,
encontrando en tus ojos,
una bondad intacta,
aquella que dijeron,
de imposible existencia.
Yo soy tú.
Tú eres yo.
Y eres todos,
y eres nada,
porque la nada existe.
Y es que nada posees ,
están vacías tus manos…
Un nombre,
un cuerpo,
una existencia frágil.
Y sin embargo encuentro
en tu ser; lo más bello
y esa idílica imagen,
de humano que anhelo.