Sin egoísmos…
dejando que las cosas
tomen su cauce natural,
amando sin rencores,
aceptando lo que venga,
tomando las oportunidades
que la vida te pueda ofrecer,
hace que valga la pena el ser.
Sin egoísmos…
la plenitud nace
cuando vives sin afanes,
dando lo mejor que puedas dar,
rodeándote de lo que es bueno
y conveniente para tu crecimiento,
siendo libre para elegir lo edificante.
Sin egoísmos
ni antagonismos...
inmersos en una cohesión
que nos define en un todo
buscando la armonía para brillar
y vibrar en un mismo tono
donde el amor permee el ambiente.