SUEÑOS PASANDO.
Me pasa tu hermosura como un refilón.
Planta de volúmenes que me abrazan.
Presagios vitales que son fatigas de distancia,
limites de deseo, edades de calendarios recelosos.
Hay un miedo en el relámpago del tiempo,
un graznido nocturno de noches veladas
y una húmeda llamada de un trallazo de espumas.
No vayas a pensar:
yo te sueño en las noches en que caen los sueños otoñales
y en las calendas de cada mes suman mas lo recuerdos
que los dias que pasaron entre vuelos y fantasmas..
¿Por qué no?
Te veo desnuda como si de pronto apareciera la vida.
Recordándome la olvidada condición de hombre.
Rompiendo los óxidos del viento que cierra mis ventanas
y haciendo un acontecimiento,
una fiesta,
un canto en medio del invierno en que viven mis músculos.
Olvidándome de buques de proas perforadas
y ausencias de espumas, de olas en el golpe,
aquello que da color al fondo de un mar.
No vayas pensar.
Tengo las mañanas y los dias como membranas
que son arterias que tienen horas que se agolpan,
colesteroles como naranjas negras:
sueños de huracán, silencios de un viento desmesurado.
Pero yo se querer como quieren los barrios antiguos
con su presencia plena de piedra olvidada.
Hay un dulce corcel que se calla en el tránsito
de los parpados que recuerdan y de los ojos
que son tierra firme y mar empapado.
Me gustan la calles estrechas y el amor largo
como números de una cifra sin fin.
Pulgadas medidas por un loco con espejos de distancias..
Y me inundo de sueños por que es el único beso que tengo.
La única suma de mi alma y la lagrima de una cebolla oscura.
No vayas a pensar.
En esta región hay un sacrificio.
Pero no tienes ni puta idea
de lo bien que quedé diciendo esto:
parezco un carnicero que vendió todas las rosas de su carne
y se quedó en huesos.