He de escribir un poema diario.
Un poema de agua y de espiga,
como el pan nuestro de cada día,
como vino que escancia paz y alegría.
Un poema pan, vino, paz, alegría,
solemnidad de saliva.
He de escribir a diario un poema.
Si logro sobrevivir a la noche y la deriva
escribiré con gusto todos los días,
como recuerdo, como huella, como pista.
Un poema amuleto, talismán, salvavidas,
saliva a sílaba.
A diario he de escribir un poema.
Para darle sentido al día a día,
para desprenderme de la vergüenza
de sentir culpa, por la sangre, por la vida.
Para reinventarle otra ruta al destino
escribiré un poema noche tras noche,
sílaba y compañía.
A diario, un poema he de escribir,
para encontrar el sentido de la vida
y llenar de algo la alegría.
Para decir que tengo recuerdos
y notar que dejo huellas y pistas,
compañía y fantasía.
Un poema he de escribir a diario.
Escribiré un poema de poemas,
para incrementar mi inventario de amuletos
y descubrir el talismán que me defina.
Para no ahogarme de tedio sin salvavidas,
fantasía día a día…
Un poema a diario he de escribir,
mientras me dure la vida.