El niño de años desgraciados,
de recuerdos perturbantes,
de grotescos momentos salvajes,
de figuras monstruosamente grabadas.
El niño inocente y a la vez culpable,
asesino brutal y homicida;
alma de caricias y gestos de malicias,
cual vida condenada y huida.
El niño de pocos suspiros,
con la mitad del alma ultrajada
y lo que quedó del saqueo podrida;
el gesto sensible, el corazón de hierro.
El niño ahora hombre y a la vez niño,
fermenta los destellos de su muerte
y aún angelical y queriendo amar,
devoraron su cuerpo, le rompieron el alma.
Se siente frágil pero no quiso serlo;
aún puro y queriendo amar
y queriendo descubrirse sin malicias,
devoraron su cuerpo, le rompieron el alma.
© El Yarawix