Cartílagos resecos de un latido
en balde con mis besos juguetean
e iguales a fantasmas merodean
queriendo anquilosarme sin sentido.
Me atrofian la pasión desguarnecido
y atacan a mis fuerzas que flaquean
buscando articular lo que planean
dejándome maltrecho y malherido.
Mis huesos y mis poros agarrotan
y a todas mis entrañas las derrotan
sin nada que a mi amor lo regenere.
Mi artrosis, en el alma, es un lamento
gritando, deformada, este tormento
de ver que sin tenerte mi paz muere.