Yo estaré ahí, en esas
noches en que no se escribe
acaso fortuitamente, la sangre
vacíe su significado como un monolito,
o una triste herradura sistemática.
Donde la noche pronuncie su glifo
culturas adheridas al firmamento
como en piras o solsticios.
Y se lancen combates entre las encías
los labios apenas opalescentes, las sanguijuelas
oscureciendo, por las bocas gigantescas de las avispas.
Ese cuchillo inmenso que proclama
su garganta sucia, su torniquete de palomas,
sangrando hasta el pozo desde las patas torcidas.
Y aquel pájaro cegado por las agujas salaces,
como en interiores, las torres quebrantan
su afán de tiernas opulencias matutinas.
Yo estaré ahí, en esos incendios.-
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