Tu desnudez
de madrugada suspendida,
de fruta madura
esperando mis labios,
de sueños de agua salada
con sabor de estrella
y perlas oscuras alumbrando
húmedas sendas.
Tu desnudez arrepentida
de flores y abriles,
de aromas lozano
de jardines perdidos,
de vellos dormidos
en un valle de auroras,
una rosa blanca
que despierta y enciega.
Tu desnudez
de alba sin nido ni fronteras,
de mares sin olas
y mil playas inquietas,
donde no hay olvido
ni tampoco paciencia,
es herida que llama
encallada en arena.