Tras la niebla está la miel de tu mirada
Y unos brazos amorosos que me acogen
No le temo a esta neblina
Que amedrenta al que inclina
Su deseo valeroso.
Por tus besos.
Y el suceso.
De encontrarlos en reposo.
Son refugio.
No artilugios.
Son tesoros de alborozo.
No es la niebla es más quizás
Que no estés tras su tenaz
Persistencia ante mis ojos.
Pero estás
Yo se que estás
Voy a ellos con arrojo.
No es la niebla
Que contempla
Sin hacer temblar mi antojo.