Madres que lloran, hijos que se desvanecen en la oscuridad de la noche, suelo manchado con sangre inocente.
Ciegos que se conforman con mentiras; prefieren tener un castillo de cemento que tener educación, salud, empleo y economía.
La otra cara de una nación donde la muerte es la realidad de cada día, donde los que alzan su voz a favor de la naturaleza tienen que despedirse de su vida.
Vive la corrupción arraigada a cada ley, ricos que quieren un asesino suelto e ignoran el dolor que causó en el ayer.
Esta es la patria cautiva desde la conquista, hasta que tenga el valor de volver a nacer.