EL ÚLTIMO ATARDECER.
Se cansaron de miradas sus ojos,
de recorrer conocidos espacios,
por calle de adoquines y acacios,
con aromas de mentas e hinojos.
Al son del galopar de telares,
ordenaba números todo el día
hasta que el sol de la tarde caía
en el último canto de las aves.
Cómo vencido suave pistilo
de cansada rosa al fin del día,
solitario hoy su nido quedaría,
en su dulce morada de los tilos.
Ayer fue su último atardecer,
su último respiro terreno
ahora su nombre en el cielo,
es un nuevo eterno amanecer.
Poeta al atardecer.
Noviembre de 2020.