Tu traviesa mirada encontró la mía,
por segundos tú sentiste lo mismo,
dejó de ser oscura, dejó de ser fría,
esa noche iluminamos todo abismo.
No pudimos disimular y lo notaron,
en aquel salón ya no hubo secreto,
tus ojos y los míos se encontraron
y las palabras fueron lo de menos.
Tú serías capaz de cruzar la línea
yo por tí traspasaría esa frontera,
loca aventura, de quién fue la idea,
pues sea mujer a nuestra manera.
Sentiste la tentación de mirar atrás,
desnudar en mis ojos el sentimiento,
robar al tiempo unos instantes más
para hacer eterno nuestro momento.
A partir de aquel fortuito encuentro
nuestras historias no fueron iguales,
amor confeso y sin arrepentimiento,
para amarte mujer no hay manuales.
Amanecer a tu lado preciosa mujer
verte aún dormida y preparar café
compartirlo juntos y recordar el ayer
benditos los días desde que te amé.
Amor travieso, arriesgada aventura,
tenías dieciseis yo apenas veintiuno,
jamás hicieron falta papel ni pluma
hoy bajo el mismo techo somos uno.