tarde de otoño,
cefiro frio;
ya no miro a tus ojos,
y me siento vacio.
las rosas se marchitaron
al igual que los lirios;
ya no tengo tus abrazos
que mitiguen este frio.
las alondras ya no cantan,
tampoco los ruiseñores;
no tengo tus fragancias
tampoco tus primores.
este cefiro desnudo
las copas de los arboles
y este pobre corazón,
aun por ti late.
por las noches la luna es
fiel testigo de mis lagrimas;
extraño tanto la miel
de esas tus palabras.
este otoño durara,
lo mismo que llega el invierno;
pero sin ti, nada sera igual,
solo un cruel tormento.