Llegaste como gota del invierno
surgida de la nube de esperanza;
que trae el gran anhelo sempiterno
de ver crecer el trigo en lontananza.
Así visualice tu encanto tierno
brindando a tu promesa gran confianza;
creyendo que tu amor sería eterno
llevando a mi existencia la bonanza.
Mas luego comenzaron las tormentas
que cubren con sus aguas el plantío,
logrando marchitar su fluorescencia,
y fueron tus acciones lluvias cruentas,
que hicieron perecer tu amor y el mío
en medio de siniestra turbulencia.
Autor: Aníbal Rodríguez.