En este mundo cruel y nihilista
atrapado en el laberinto del poder
sin inocencias, sin confianza y sin dios
sin poetas enamorados,
sin héroes de causas perdidas,
de sálvese quién pueda,
de bellezas seriadas y lisas
de niños con hambre
de juventud intóxicada
apareces tú, y te miro
Y me cuentas historias de ostras
que se hieren para regalar perlas
y escucho tus rezos repetidos
y te veo mirar el cielo
buscando una estrella que ya se extinguió
y me consuelas diciendo que allí está mi amor
y te inventas que es mi guía,
y quieres que crea que la muerte no existe
y me regalas un propósito para vivir
...
y te creo
...
y creo (aunque sea temporal)
que se puede ser feliz.