VIOLINES DORMIDOS.
En silencio tus violines,
tristes y mudos se quedaron,
los que muchos años tocaron,
en manos de serafines.
Pero nunca dirán adiós,
a las sinfonías dadas
de cuerdas enamoradas,
acompañando tu voz.
Tu destino es un favor,
haber vivido en el mundo
sentimiento tan profundo,
para el que te eligió el amor.
Más la fuerza de este don,
en empeño comprometido,
así esté el corazón herido,
no dejará marchitar su flor.
Ruego por ti de corazón,
despierte Dios tus violines,
y cual alegres volantines,
te encumbre el amor.
Para mi gran amigo
Jorge Horacio Richino.
Poeta al atardecer.