Las piedras lisas del camino
el oráculo satánico que imprime
el designio oculto que fascina
la amaestrada voz del desencanto.
Toda esa tortura de las extremidades
que conlleva la abulia de las expresiones.
Mi pie fantasma, la aglomeración incesante,
el combate encarnizado, las profusiones sanguinolentas,
el cuerpo obturado, los electrodos sistemáticos.
Ciertas partes, o partes ciertas, toco, me toco,
me tocan, testículos, falo, piernas, bellezas inconquistables.
Del muslo a los labios, la escobilla taciturna,
que semeja, el fin del mundo, una bombilla-
ciempiés con tatuaje, eléctricos escorpiones:
bocas llenas de agua, como odres abandonados
en el desierto.
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