Es verdad mujer:
no cumplo con las reglas
del modelo seductor
que te indica la TV
o tus revistas favoritas
pero te ofrezco a cambio
un corazón grande como una casa
y acogedor de tristezas.
A falta de una buena estampa
te ofrezco mi mano para tu apoyo
mi hombro para tus penas
mis brazos para rodear tu talle
y atravesar así unidos
todas las tempestades que la vida nos depare.
A falta de unos ojos lindos
te ofrezco los que tengo:
cansados, llenos de lejanías
pero prestos a reír o llorar
contigo, con tus penas y alegrías.
Piénsalo bien,
no es poca cosa
ni hallarás todos los días una oferta semejante:
un par de alas para remontar el vuelo
juntos,
un pecho como escudo
para detener los dardos de la envidia,
un fuego para arder y renacer contigo cada día
como el ave fénix
y que caliente nuestros huesos
cuando lleguen los fríos del invierno.
Mujer, piénsalo bien,
que no es poca cosa
lo que el destino ha puesto en tu camino.