Siento una palpitación en mi pecho,
Pero no es nueva, ya recorría mi sangre,
Ya la sentí antes y pasó por hemorragias,
Mi corazón fue roto, desgarrado,
Mi piel corroída por otras memorias.
Mi cuerpo quedó en simples huesos,
Regenerando una nueva piel,
Camuflando así heridas y cicatrices.
Y entonces reaparecieron tus ojos azules,
Para transmitir lo que en otros buscaba,
Pero que solo en ti conseguí encontrar,
Pues pese a haber nadado en otro mar,
Solo en el tuyo no me ahogo,
Solo en ti encuentro el sosiego.
Tus manos, suaves como el terciopelo,
Me envuelven invitando a quedarme,
Tus labios, única fuente donde beber,
Causan que siempre me quede con sed,
Tu sonrisa, brillante como el sol,
Ilumina incluso mis días más oscuros.
A tu lado estoy en el jardín de las delicias,
Siendo representada toda pasión y placer,
Rodeada de todo tipo de plantas y flores,
De las que caerá hasta el último pétalo,
Y, como fin, saldrá en él “me quiere”.