La distancia es una espina
que alguna rosa olvidó
y, como daga asesina,
se clava en el corazón.
Tu inevitable recuerdo,
me hiere porque no estás,
es porque te echo de menos,
tanto que no puedo más.
Sin llegar hasta ese punto,
también me suele pasar,
a veces, estando juntos,
pues, aunque juntos estemos,
cuando dices que te vas,
ya empiezo a echarte de menos.
© Xabier Abando, 27/08/2016