Sicarios sin veleros,
piratas que en la vida van errantes,
navegan traicioneros,
por mares muy distantes
en busca de tesoros y diamantes.
Ladinos insinceros,
polizones de barcos ambulantes,
de verbos lisonjeros,
cortejan desafiantes
a las damas que esperan expectantes.
Nómadas marineros,
embaucan a sus musas muy galantes,
con ojos como aceros,
que tornan llameantes,
hilván de utopías apasionantes.
Los vientos agoreros,
claman por los fugaces navegantes,
dejando mil eneros
y novias sin amantes,
en los puertos de amores trashumantes.
Se secan los tinteros,
las lunas en la noche son menguantes,
y lloran los boleros
con letras titilantes,
llantos por desamor de esos farsantes.