José Luis Barrientos León

De repente

 

 

De repente, eres tú, caminando bajo el invierno

De repente, soy yo, navegando tus cabellos

De repente, son nuestros cuerpos, tendidos en la greda

De repente, somos uno, de repente, somos entrega

 

El invierno que florece las viejas ramas vacías

Tus ansias, que son latido, de un corazón agotado

Los cuerpos que, en ofrenda, sacian la noche sedienta

La luna que cobija nuestras almas desgarradas

 

Seremos niebla insondable, que cubre la soledad y la espera

Tu boca pugnaz será fulgor, que trace el camino a tu esencia

Mi hombría inerme, será presa de la profunda noche hambrienta

Y juntos tu cuerpo y el mío, de repente, se habrán unido