Algo de ti se ha ocultado
en mi alma,
de la oscura noche y el olvido;
Algo de tu amor
sobrevive en mí en calma,
entre las arrugas de mi viejo dolor.
Algo de ti se cubre -bajo la áspera
piel de la pena-
mientras la ácida angurria de la hiena
soledad, en la noche espera.
Algo de mí se muere, se ahoga,
y se retuerce como una soga.
¡Si se agita en mi corazón un fatídico dolor,
que le voy hacer…!
Si además, se levanta de puntillas una flor
de luto, que le voy hacer…!
Si acaso con cada beso de amor
hemos labrado nuestros clavos de dolor.