Su juventud ya pasada
y sus triunfos ya sucedidos,
no permitirán que sus ojos
vean lo que el fuego esconde.
Un mundo ya perdido, como
un buque a la deriva, su alma
rotundamente le observa, cara
a cara. En la mochila, una antigua
baraja, redondeada por las puntas;
sucesos de un lugar lejano, que apuntan
a ninguno en el futuro.
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