Somos todos dependientes de lo ajeno Para vestirnos y alimentarnos dependemos del animal Con la leche de vaca tenemos el estómago lleno Con la carne y el jamón del cerdo tenemos el placer carnal Con la madera de los árboles hacemos violines Con la piel y las tripas hacemos cuerdas para el mundo musical Con todas las flores de románticos jardines Vestimos a las felices novias de la fiesta nupcial La gente sencilla celebra su fiesta en la ermita La aristocracia y la clase dirigente prefiere la catedral Quien es un hombre feliz sin abalorios es el eremita La minoría que maneja la bolsa quiere un privilegio Porque no quiere que la confundan con la pobreza Esa mezcla para la excelsa minoría es un sacrilegio Los poderosos nunca admiten algo que vaya contra la riqueza Los más felices son los vagabundos Porque no tienen ambiciones No quieren placeres nauseabundos Ellos son felices con sus canciones