En el mundo de las cosas admirables,
hoy el amor ha quedado relegado.
En la ignominia del gestar de las palabras,
se lo cuenta entre las cosas del pasado.
En la tierra del cultivo de esperanzas,
el sentimiento eterno es inefable.
Entre las cosas duraderas de la vida,
para algunos el amor es descartable.
En el mercado de apariencias te has comprado,
a la belleza de “lo cierto”, por monedas,
y ser feliz, se encuentra devaluado;
por apurarte con tus sábanas de seda.
No han podido arrojar nuestras vivencias,
a lo profundo del mar de la mentira;
y los ha avergonzado el hipocampo,
que se aferra a un solo amor toda su vida.