amaroz

EL  CASTIGO  DEL  POETA

 

 

¡Ya no me quiere!

La mujer le gritó a la montaña,

acomodando su sombrero de dolor.

¡Que su corazón se haga fango!

Maldijo al poeta señalando los cielos,

castigándolos con un nubarrón.

 

Enojo de hermosura,

la fuente de sus ojos desborda,

sus manos son caricias palomas,

atrapadas por la traición.

Seco el recuerdo,

endurecida la corteza,

los vientos galopan fríos,

los leños con ausencia de calor.

 

Versos y poemas,

son imitación.

Mis palabras al oído,

son ensoñación.

Tu flor no es nada,

sin mi aparición.

El amor no existe,

sin mi pasión.

 

¿Si vuelve? Lo abandono.

¿Si no vuelve? Lo perdono. .

¡Su castigo es él mismo! Por eso necesita musa.

¡Su pena es su vida misma! Vivirla sin corazón.