Racimos de uva
o esquirlas tatuadas
recipientes incesantes
crepúsculos interminables
rosales muertos, extinguidos
sucesos; en que morían
los sonidos de la alberca próxima.
Oh, triunfo de la agonía otoñal!
Asombras con tu pétalo de nieve
pájaro de las ruinas sombrías.
Habitábamos un ruido de palomas
un cansancio de objetos desubicados
repetíamos la lección, mineros subestimados
por la negligencia del profesor.
Subyugados por los coros
los amanuenses que participaban
en aquellos textos de locos,
en aquellas estrictas horas abreviadas.
Romeros triturados que maceran
obviamente, en rincones alejados.
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