Habrá siempre poetas
aunque no todos los entiendan.
Habrá música que callen,
pero no liras que enmudezcan sus poemas.
Habrá el canto del ruiseñor,
aunque en las guerras se destruyan
y los poemas se tiñan de luto.
Habrá versos llenos de ilusión
a pesar del fétido materialismo
que le apuesta al abismo.
Habrá un poema palpitante por un beso,
y el deseo íntimo de repetirlo,
aunque las nubes presagien tormentas,
tifones desesperados en los mares
y llantos en soledades.
Un poema es la expresión del alma,
por eso los poetas son inmortales,
porque trasmiten el otro cielo.
Es el alma quien entona los versos.
Es lo sublime quien borda los colores.
Es el espíritu quien modula la sinfonía
de las bellas palabras en armonía.
Los poemas seguirán y seguirán,
y las poetisas y poetas con ellos,
mientras exista un alma
que desde muy dentro,
a sus bellas creaciones
les entone sus
cantares.