Zoraya M. Rodríguez

**~IX - XI (Parte II)~*

IX - XI (Parte II)




Un día como otro,

al amanecer ví un arcoiris,

cuando me dirigía hacia la universidad,

fue un amanecer exquisito,

y sí, que lo ví,

como mucha gente más,

¿acaso lo dijo Dios?,

no voy a destruir más la humanidad,

o esos sicarios y suicidas acaso no lo vieron en el cielo,

el pacto de Dios de no destruir la humanidad,

acaso se le fue de las manos a Dios,

o dejó que hicieran lo que querría su vil corazón,

pues, no sé,

sólo sé que dos torres cayeron al vacío,

desangrando con ella el amargo sabor de unas muertes,

y con ellas la tristeza,

la impotencia, el suicidio,

y la prepotencia de no haber podido detener todo,

su marca trascendental y sus vidas las cuales se llevó la desgracia,

no se olvidarán jamás,

un intento fallido para los finales de los ‘80,

pero, un intento directo fue en el 2001,

una bajeza y un desenfreno total,

directo al hígado,

fue lo que más se perpetró,

un vil y horrendo crímen,

con mucha gente inocente,

por unos tratados comerciales,

que deliberaban desde allí,

y con unos trabajadores fieles,

los cuales, trabajaron para ganarse su pan,

no fue justo,

o acaso fue justo lo que los suicidas perpetraron ese día,

derramando sangre,

y con ella la virtud,

y la pureza de haber querido soñar un mundo mejor,

el arcoiris siempre lo recordaré,

pues, no hay otra manera de aferrase al pacto de Dios,

cuando ayer pudo ser eso,

pero, ¿y mañana, qué nos espera?,

nada está cubierto de rosas,

ni nada sabemos del mañana,

sólo una cosa la fe mueve todo,

tal vez, el mundo despierte del letargo en que vivimos,

y nos demos cuenta de las cosas más importantes,

un velo negro cubrió esa mañana a la gran manzana,

llenándola de nubes negras,

dejando la vida morir,

y sangrando por el dolor,

¿EU, se habrá vengado?,

no lo sé,

sólo sé que el destino paga o recompensa,

según tus obras,

pero, el destino se encargará de todo,

y más Dios…